¡Paren el mundo que me quiero bajar!
¿Cuántas
veces en tu vida has deseado simplemente
desaparecer, meter freno, detener el tiempo, gritar: ¡Paren el mundo que
me quiero bajar!
Día cero / Parar el mundo
Que el
mundo siga ¡yo aquí me bajo! Piensas
y te repites con insistencia.
Prendes
el ordenador y, sin distracción alguna, ingresas a tus redes sociales. Facebook es primero.
Al entrar miras tu
página con recelo y revisas, como casa vieja en plena mudanza, una a una las
habitaciones que la conforman. Álbum
por álbum vas recordando momentos, risas, personas, sorpresas, alegrías, tristezas y al hacerlo te invade la duda ¿y si mejor no lo hago?... ¡Ni madres! antes de que ésta te
ablande y te entre el arrepentimiento entras a configuración de la cuenta/seguridad/ desactivar cuenta y ¡oh
sorpresa! no es suficiente con que
tu mismo te cuestiones esta decisión…¡el sistema también lo hace! –¿Seguro que quieres desactivar tu cuenta?– ¡y encima usa el
chantaje! –Tus n número de amigos ya no
podrán mantenerse en contacto contigo– poquito le falta para usar un fondo
musical plagado de violines y no conforme con poner en duda tu determinación,
exige una respuesta al por qué de tu decisión –Motivo por el que quieres desactivar tu cuenta– a lo que
responderías, si se pudiera y no fuera más complicado llenar el campo de “otro”, ¡Qué te importa! o bien ¡Te vale madre!... Pero te conformas con elegir una de las
opciones que el sistema te facilita: Paso
demasiado tiempo usando Facebook
y le das confirmar.
Lo anterior lo repites con todas y cada una de las redes sociales a las que pertenecías y al terminar piensas ¡Listo me he bajado del mundo!… Por
lo menos del mundo virtual en el cuál, oficialmente has dejado de existir…
¿Qué pasará después?
¿Qué pasará después?
Un gran paso
ResponderEliminarDefinitivamente es un movimiento grande. No se sea valiente o casi suicida, pero seguramente tendrá sus motivos y, ¿por qué no?, sus recompensas. Alejarse del mundo virtual puede abrir muchas puertas hacia otras alternativas de usar tu tiempo, tu productividad y tus capacidades. Explota al máximo este nuevo momento y si en algún momento decides regresar, que no sea con un ánimo de derrota; por el contrario, con la frente en alto, como el explorador que regresa con nuevos conocimientos de tierras ajenas.
¡Bienaventurado sea tu camino y que este significativo paso enriquezca tu espíritu!