10 de julio de 2012


¡Paren el mundo que me quiero bajar!
¿Cuántas veces en tu vida has deseado simplemente  desaparecer, meter freno, detener el tiempo, gritar: ¡Paren el mundo que me quiero bajar!

Día cero / Parar el mundo

Que el mundo siga ¡yo aquí me bajo! Piensas  y te repites con insistencia. 
Prendes el ordenador y, sin distracción alguna, ingresas a tus redes sociales.  Facebook es primero.
Al entrar miras tu página con recelo y revisas, como casa vieja en plena mudanza, una a una las habitaciones que la conforman. Álbum por álbum vas recordando momentos, risas, personas, sorpresas, alegrías, tristezas y al hacerlo te invade la duda ¿y si mejor no lo hago?... ¡Ni madres! antes de que ésta te ablande y te entre el arrepentimiento entras a configuración de la cuenta/seguridad/ desactivar cuenta y ¡oh sorpresa! no es suficiente con que tu mismo te cuestiones esta decisión…¡el sistema también lo hace! ¿Seguro que quieres desactivar tu cuenta? ¡y encima usa el chantaje!Tus n número de amigos ya no podrán mantenerse en contacto contigo poquito le falta para usar un fondo musical plagado de violines y no conforme con poner en duda tu determinación, exige una respuesta al por qué de tu decisión Motivo por el que quieres desactivar tu cuentaa lo que responderías, si se pudiera y no fuera más complicado llenar el campo de “otro”,  ¡Qué te importa! o bien ¡Te vale madre!... Pero te conformas con elegir una de las opciones que el sistema te facilita: Paso demasiado tiempo usando Facebook  y le das confirmar. 
 Lo anterior  lo repites con todas y cada una de las redes sociales a las que pertenecías y al terminar piensas ¡Listo me he bajado del mundo!… Por lo menos del mundo virtual en el cuál, oficialmente has dejado de existir…


¿Qué pasará después? 



1 comentario:

  1. Un gran paso

    Definitivamente es un movimiento grande. No se sea valiente o casi suicida, pero seguramente tendrá sus motivos y, ¿por qué no?, sus recompensas. Alejarse del mundo virtual puede abrir muchas puertas hacia otras alternativas de usar tu tiempo, tu productividad y tus capacidades. Explota al máximo este nuevo momento y si en algún momento decides regresar, que no sea con un ánimo de derrota; por el contrario, con la frente en alto, como el explorador que regresa con nuevos conocimientos de tierras ajenas.

    ¡Bienaventurado sea tu camino y que este significativo paso enriquezca tu espíritu!

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